domingo, 30 de septiembre de 2012

El principio del “Todo Único” en la negociación de paz

El texto del “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” suscrito entre los delegados del Gobierno Nacional y las FARC-EP el pasado 26 de agosto en Cuba, contiene el “propósito, la agenda y las reglas de juego de un proceso que debe ser serio, digno, realista y eficaz”, como lo exhortó el Presidente Santos en su alocución del  4 de septiembre pasado.

Dentro de las reglas de juego del Acuerdo hay 10 de ellas que se denominan “Reglas de Funcionamiento” que fueron insertadas al final del acuerdo general.
La última regla de procedimiento, la número 10, dice: “Las conversaciones se darán bajo el principio que nada está acordado hasta que todo esté acordado.”

Este principio es conocido en el mundo de las negociaciones como el principio del ‘todo único’ (o del “Single Undertaking”, por su traducción al inglés).
¿Qué efectos prácticos producirá este principio en las negociaciones con las FARC-EP que empiezan en pocos días?

1.      EN LA SUSTANCIA. El efecto práctico es que para las FARC y el Gobierno Nacional cada punto de la negociación será parte de un todo indivisible, y nada podrá acordarse por separado, parcialmente, de forma definitiva.  O se logra acuerdo en todos los temas de la agenda o estaremos ante una nueva negociación fallida. No habrá espacio para hacer acuerdos parciales definitivos sobre temas fáciles de acordar. Es una negociación del todo o nada.

Para ilustrar lo anterior, si en el curso del próximo año se llegan a acuerdos parciales realistas y eficaces solamente en las temáticas de la (i) “participación política” de las FARC-EP o en (ii) la solución al problema de las drogas ilícitas, pero las partes no ceden en la totalidad de los subtemas de la agenda de la (iii) “Política de desarrollo agrario integral”, todo lo que se haya acordado en los dos primeros puntos no se considerará acordado, y la negociación simplemente fracasa.  

2.      EN EL TIEMPO. El principio del “todo único” también será inflexible con los tiempos de la negociación de paz al obligar a que todos los temas objeto de la negociación deban concluirse al mismo tiempo, en una única fecha, la de la firma del Acuerdo de Paz.

Pactar este principio es conveniente cuando las partes manejan velocidades temporales similares. Pero es siempre muy desfavorable para aquella parte que tenga la aspiración de cerrar rápido la negociación. Al consumirse su escaso tiempo, la lleva a levantarse de la mesa por no haberse cerrado todos los temas objeto de negociación o la obliga a un mal cierre si quiere levantarse con algo firmado.

En la negociación de paz con las FARC-EP, el Presidente Santos ha hecho saber en sendas oportunidades que para el Gobierno Nacional hay mucho afán. Ha hablado de meses para acordarlo TODO. Y meses no duran ni siquiera las negociaciones de algo menos complejo: un TLC.

Santos ha dicho que este proceso: "Es diferente porque las conversaciones NO tendrán un tiempo ilimitado. Se medirán en meses, no en años. En todo caso, acordamos que la duración estará sujeta a que se revisen los avances cada cierto tiempo y, si no hay avances, sencillamente no seguimos. “ En la Asamblea de la ONU la semana pasada dijo: confío en poder entregar a esta Asamblea el próximo año un balance positivo de este esfuerzo que emprendemos, con todo entusiasmo, para lograr el fin de nuestro conflicto, que ya va a cumplir 50 años.”

Las FARC-EP, a su vez, saben que a medida que se agota el periodo presidencial de Santos se aumenta sustancialmente su poder de negociación. En los procesos fallidos de paz anteriores, las FARC-EP nunca se han parado de la mesa, y menos presionados por los tiempos de duración de un periodo presidencial. 

Que el Gobierno Nacional haya aceptado de buena fe la inclusión del principio del “todo único” como regla de procedimiento fue entregar un inconmensurable poder de negociación a las FARC-EP. Quedan éstas con un inmenso poder en el manejo de la sustancia y los tiempos. El Gobierno renunció a los avances parciales y reveló su debilidad en el manejo de los tiempos.
El principio del “todo único” aumenta así inmensamente las posibilidades de dos escenarios: (1) que no haya Acuerdo de Paz; o (2) que sea una rápida pero muy mala negociación para los colombianos de bien.

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