Dentro de las reglas de juego del Acuerdo hay 10 de ellas que
se denominan “Reglas de Funcionamiento” que fueron insertadas al final del acuerdo
general.
La última regla de procedimiento, la número 10, dice: “Las conversaciones se darán bajo el
principio que nada está acordado hasta que todo esté acordado.”
Este principio es conocido en el mundo de las negociaciones
como el principio del ‘todo único’ (o del “Single
Undertaking”, por su traducción al inglés).
¿Qué efectos prácticos producirá este principio en las
negociaciones con las FARC-EP que empiezan en pocos días?
1.
EN LA SUSTANCIA. El efecto práctico es que para
las FARC y el Gobierno Nacional cada punto de la negociación será parte de un
todo indivisible, y nada podrá acordarse por separado, parcialmente, de forma
definitiva. O se logra acuerdo en todos
los temas de la agenda o estaremos ante una nueva negociación fallida. No habrá
espacio para hacer acuerdos parciales definitivos sobre temas fáciles de
acordar. Es una negociación del todo o nada.
Para ilustrar lo anterior, si en el curso
del próximo año se llegan a acuerdos parciales realistas y eficaces solamente en
las temáticas de la (i) “participación política” de las FARC-EP o en (ii) la
solución al problema de las drogas ilícitas, pero las partes no ceden en la totalidad
de los subtemas de la agenda de la (iii) “Política de desarrollo agrario
integral”, todo lo que se haya acordado en los dos primeros puntos no se
considerará acordado, y la negociación simplemente fracasa.
2.
EN EL TIEMPO. El principio del “todo único” también
será inflexible con los tiempos de la negociación de paz al obligar a que todos
los temas objeto de la negociación deban concluirse al mismo tiempo, en una
única fecha, la de la firma del Acuerdo de Paz.
Pactar este principio es conveniente cuando
las partes manejan velocidades temporales similares. Pero es siempre muy desfavorable
para aquella parte que tenga la aspiración de cerrar rápido la negociación. Al
consumirse su escaso tiempo, la lleva a levantarse de la mesa por no haberse
cerrado todos los temas objeto de negociación o la obliga a un mal cierre si
quiere levantarse con algo firmado.
En la negociación de paz con las FARC-EP, el
Presidente Santos ha hecho saber en sendas oportunidades que para el Gobierno
Nacional hay mucho afán. Ha hablado de meses para acordarlo TODO. Y meses no
duran ni siquiera las negociaciones de algo menos complejo: un TLC.
Santos ha dicho que este proceso: "Es diferente porque las conversaciones NO
tendrán un tiempo ilimitado. Se
medirán en meses, no en años. En
todo caso, acordamos que la duración estará sujeta a que se revisen los avances
cada cierto tiempo y, si no hay avances, sencillamente no seguimos. “ En la
Asamblea de la ONU la semana pasada dijo: “confío
en poder entregar a esta Asamblea el próximo año un balance positivo de
este esfuerzo que emprendemos, con todo entusiasmo, para lograr el fin de
nuestro conflicto, que ya va a cumplir 50 años.”
Las FARC-EP, a su vez, saben que a medida que
se agota el periodo presidencial de Santos se aumenta sustancialmente su poder
de negociación. En los procesos fallidos de paz anteriores, las FARC-EP nunca
se han parado de la mesa, y menos presionados por los tiempos de duración de un
periodo presidencial.
Que el Gobierno Nacional haya aceptado de buena fe la
inclusión del principio del “todo único” como regla de procedimiento fue
entregar un inconmensurable poder de negociación a las FARC-EP. Quedan éstas con
un inmenso poder en el manejo de la sustancia y los tiempos. El Gobierno
renunció a los avances parciales y reveló su debilidad en el manejo de los
tiempos.
El principio del “todo único” aumenta así inmensamente las
posibilidades de dos escenarios: (1) que no haya Acuerdo de Paz; o (2) que sea
una rápida pero muy mala negociación para los colombianos de bien.
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