sábado, 6 de abril de 2013
La agenda de competitividad, un gran popurrí
Desde el 2006 Colombia cuenta con una arquitectura institucional para abordar su agenda de competitividad bajo un Sistema Nacional de Competitividad, hoy rotulado bajo el nombre de Sistema Nacional de Competitividad e Innovación (SNCeI).
Como consta en el acta de la última Comisión Nacional de Competitividad del 27 de mayo de 2010, la agenda nacional que se consolidó entonces para mejorar su competitividad estaba diseñada y escrita, en lo regional, en 32 Planes Regionales de Competitividad (PRC) de cada departamento y, en lo sectorial en los "Planes de Negocio", unas hojas de ruta, de los sectores nacionales del Programa de Transformación Productiva (PTP), que para ese entonces eran ocho.
El anterior diseño respondía al convencimiento de política pública que la competitividad, tejida en alianza público privada, era ante todo regional; y que Colombia no podía seguir aspirando a ser competitiva en todo, sino que debía enfocarse en sectores emergentes o establecidos que pudiesen consolidarse como sectores con oferta exportable de clase mundial para generar empleo y disminuir pobreza.
Incorporación de los avances a la ley del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014.
Buscando hacer más efectiva la implementación en alianza público privada de los Planes Regionales de Competitividad de los 32 departamentos, el artículo 33 definió que "las Comisiones Regionales de Competitividad coordinarán y articularán al interior de cada departamento la implementación de las políticas de desarrollo productivo, de competitividad y productividad, de fortalecimiento de la micro, pequeña y mediana empresa, y de fomento de la cultura para el emprendimiento a través de las demás instancias regionales tales como Consejos Departamentales de Ciencia, Tecnología e Innovación (CODECYT), Comités Universidad-Estado-Empresa, Comités de Biodiversidad, Redes Regionales de Emprendimiento, Consejos Regionales de PYME, Consejos Ambientales Regionales, Comités de Seguimiento a los Convenios de Competitividad e Instancias Regionales promovidas por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural."
A su vez, para la eficiente ejecución de los "Planes de Negocio", el Programa de Transformación Productiva fue ahijado por Bancoldex, gracias a su vocación de banco de desarrollo empresarial. Por mandato del Artículo 50 de la ley del Plan, se estableció que "El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo destinará recursos para el Programa de Transformación Productiva el cual, mediante un mecanismo de manejo separado de cuentas que para todos sus efectos se asimile a un patrimonio autónomo, será administrado por el Banco de Comercio Exterior S.A. – Bancoldex en una cuenta de orden. El programa tendrá por objeto la implementación de la política y planes de negocios público-privados para el desarrollo de sectores estratégicos para el país."
Con la entrada en vigencia de la ley en julio de 2011, quedaba finalmente un lineamiento claro para los empresarios, la academia y el sector público, a nivel nacional y regional, que los "Planes Regionales de Competitividad" y "los Planes de Negocio" de los sectores del Programa de Transformación Productiva, constituían la agenda de la competitividad a implementar.
Como es entendible, el traslado del PTP del Ministerio de Comercio a Bancoldex, con todo sus implicaciones administrativas, presupuestales y físicas, hizo que la implementación público-privada de los planes de negocio de los sectores se desacelerara; y por el otro lado, mientras que se definía el diseño de cómo articular normativamente la locomotora de la innovación al Sistema Nacional de Competitividad, se adormeció la dinámica y la articulación nacional-regional de los actores públicos y privados en el seno de las Comisiones Regionales de Competitividad.
Eso provocó que hasta julio de 2012 se tomaran dos acciones para revitalizar la competitividad después de un año de evidente letargo:
(i) la expedición del Decreto 1500 del 13 de julio de 2012, por medio del cual se dictaron medidas para la organización, articulación y funcionamiento del Sistema Administrativo Nacional de Competitividad e Innovación, lo cual ha provocado que desde entonces a hoy los departamentos, en lugar de concentrarse en la ejecución priorizada y focalizada de sus Planes de Competitividad Regional, se hayan dedicado a dar cumplimiento a la adecuación de las estructuras organizacionales de sus comisiones regionales de competitividad a los cambios normativos requeridos por dicha norma; y,
(ii) el lanzamiento el 17 de julio de lo que se denominó "La Agenda Nacional de Competitividad", otro nuevo plan de vuelo con más de 100 acciones concretas de corto, mediano y largo plazo que debía permitir acelerar la productividad del país e impulsar el crecimiento sostenido por encima del 6%. Hasta hoy no se ha rendido cuentas del avance de esta nueva agenda de competitividad, y solo sabemos que el crecimiento 2012 bajó al 4% y la agricultura y la manufactura hicieron crisis.
Los nuevas agendas de choque en competitividad del 2013
A la agenda de los "Planes Regionales de Competitividad", de los "Planes de Negocio" de los sectores del PTP, y a la mencionada "Agenda Nacional de Competitividad de 2012", se le suman ahora dos nuevas "agendas de choque" para la competitividad en el corto y el mediano plazo. Una ya consolidada y la otra en construcción y próxima a su lanzamiento. Son ellas:
a) La "Agenda de Competitividad via subsidios y proteccionismo". Algunos sectores del agro y otros de la industria lograron a principios de 2013 por vía de la presión gremial o mediante paros, imponer una agenda de competitividad artificial vía aranceles proteccionistas (sector confecciones y calzado) o de jugosos subsidios para la agricultura. Esta agenda del subsidio, con cargo a recursos del presupuesto nacional, sí que tendrá seguimiento y vigilancia por sus beneficiados para su efectiva implementación; y,
b) La "Agenda para el Salto en Competitividad de la ANDI". Este gremio, de forma civilizada y juiciosa, recogió 9 acciones urgentes que le propone al Gobierno para que se adelanten en el corto y mediano plazo para que la industria colombiana agregue valor social y productivo a la economía del país.
Esta hoja de ruta es ahora uno de los más importantes insumos para la que se cree será otra nueva Agenda de Competitividad, que sería lanzada por el Presidente de la República el próximo 15 de abril, ahora con un enfoque sectorial -dirigida a la manufactura y el agro, pero con aparente exclusión del sector más importante en generación rápida de empleo formal, el de servicios-, y con miras a que sus iniciativas sean de mitigación en el corto plazo de las dificultades que atraviesa el sector productivo.
En conclusión, hoy Colombia tiene un popurrí de Agendas para la Competitividad, tanto en el ámbito nacional como regional.
Conviene que el Gobierno le aclare este mes a todas las fuerzas productivas del país, al sector público nacional y regional y a la academia, cuál es la ÚNICA agenda de competitividad, sus componentes, sus prioridades, su alcance, su cobertura, sus medidas, su temporalidad y la institucionalidad que se usará para que su implementación sea real, eficiente y se le pueda hacer seguimiento.
De no hacerlo, en lugar de dar un verdadero salto en competitividad, lo podríamos dar al vacío.
lunes, 18 de marzo de 2013
Acuerdos comerciales: de las negociaciones a su aprovechamiento
Avanza
la internacionalización
Colombia
viene avanzando en la internacionalización de su economía: el objetivo primordial
de esta política es aumentar y diversificar el comercio exterior de bienes y
servicios y los flujos de inversión extranjera directa.
Mientras
la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha sido incapaz de destrabar desde 2001
la ronda de negociaciones multilaterales para liberalizar el comercio global, la
estrategia colombiana — particularmente durante
la última década — se ha dirigido a negociar una red de acuerdos de libre
comercio, de promoción y protección de inversión y para evitar la doble
tributación. A esa agenda se sumó recientemente una iniciativa de integración
económica de altísimo valor: la Alianza del Pacífico.
Durante
esta década han aumentado las posibilidades para los empresarios colombianos de
un acceso real y preferencial a los
mercados de sus principales socios comerciales, pero no vemos aún evidencia de un
aprovechamiento inteligente de los acuerdos comerciales vigentes.
TLC
con 17 socios, por ahora
Colombia
pasó de tener en 2002 dos acuerdos comerciales profundos vigentes — CAN y G–3 —
con cinco socios comerciales (Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y México), a un
total de nueve acuerdos vigentes a 15
de marzo de 2013, con diecisiete socios comerciales: Perú, Ecuador, Bolivia,
Venezuela, México, Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Honduras,
Guatemala, El Salvador, Suiza, Liechtenstein, Canadá y Estados Unidos.
Dichos
países conforman un mercado ampliado para los empresarios colombianos que suma
850 millones de consumidores.
En
los últimos diez años, Colombia ha puesto en vigencia tan solo siete acuerdos comerciales, además de los dos que ya tenía
en 2002: una integración menos veloz que la de nuestros aliados y competidores
Chile y Perú, dos referentes importantes el proceso de internacionalización
colombiano.
Ahora
bien, el gobierno Santos se ha fijado la meta de alcanzar dieciséis TLC vigentes en 2014 con más de 50 países — lo que representaría llegar a cerca de 1.500
millones de consumidores — pero no ha dado prioridad al aprovechamiento medible
de los acuerdos vigentes.
Conviene
revisar la agenda comercial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo en cuanto a cuáles serían los siete tratados
que falta por poner en vigor para llegar a la citada meta.
TLC
que entrarán en vigor para 2014
Estos
son los seis TLC que con seguridad entrarán en vigencia antes de concluir la administración
Santos:
1.
Unión Europea
El
TLC entre Colombia y la Unión Europea (UE) se concluyó y rubricó en mayo de
2010. Ya vamos a cumplir tres años sin que haya entrado en vigor. Aún no ha
pasado por el trámite aprobatorio en Colombia. El gobierno explora la
posibilidad de ponerlo en vigencia provisional, opción que contempla el Acuerdo,
dado que la UE ya concluyó su proceso aprobatorio. Sumará 504 millones de
consumidores al mercado ampliado.
2.
Corea del Sur
La
firma de este TLC se surtió el pasado mes de febrero y ahora pasa a los
procesos de aprobación interna. Este acuerdo tiene un altísimo valor por ser el
primero que entraría en vigencia con el Asia en 2014. Sumaría casi 50 millones
de consumidores al mercado ampliado.
3.
Costa Rica
La
velocidad del cierre de la negociación tuvo un gran catalizador: la Alianza del
Pacífico. Para hacer parte de ésta, Costa Rica debe tener un TLC con Colombia.
Para Colombia, en su estrategia de enganche con el Asia Pacífico, también es
clave que Costa Rica tenga ya un TLC en vigor con la China. Este TLC estará en
vigor en 2014.
4.
Panamá
Tras
casi dos años de estar engavetado, su negociación se reactivó este marzo y falta
probablemente una ronda más para el cierre. Si no se tropieza otra vez con los irritantes
(control aduanero a la Zona Libre de Colón, etc) y pesa más la zanahoria de la entrada
a la Alianza del Pacífico, este TLC también debería estar vigente en 2014.
5.
Israel
Los
equipos negociadores avanzan satisfactoriamente: han fijado para del 8 al 11 de
abril de 2013 la quinta ronda de negociaciones. Es previsible un cierre de
negociaciones para el segundo semestre de 2013. Si hay voluntad política, este
acuerdo también estaría en vigor en 2014.
6.
La Alianza del Pacífico
Colombia
no es parte negociadora en el más ambicioso tratado de libre comercio en
proceso de negociación para aprovechar el mercado del Asia Pacífico, conocido como
el Transpacific Partnership Agreement
(TPP), donde once países — Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia,
México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam — negocian la
creación de la zona de libre comercio más dinámica del mundo. Se unirían unos
658 millones de consumidores con un comercio total de alrededor de 1,492
billones de dólares en 2011.
Colombia no es
parte negociadora de este super TLC debido a dos razones históricas:
·
Perdimos
la oportunidad de adherir como miembros del P4 (TLC entre Chile, Brunei,
Singapur y Nueva Zelanda), génesis del TPP, habiendo sido invitados;
·
Hoy
no cumplimos con un requisito para ser admitidos: ser miembro del Foro de
Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por su nombre en inglés), un deseo
inalcanzable para Colombia desde 1995.
En
consecuencia, la Alianza del Pacífico es la mejor apuesta en construcción en la
agenda de internacionalización: con sus cuatro socios fundadores — Colombia, Chile, México y Perú — alineados en su visión y con políticas
similares, representan el 34 por ciento del PIB de América Latina y casi la
mitad del comercio total de la región.
Esta
alianza tiene los siguientes rasgos particulares:
·
Constituye
un TLC convergente, que cerraría sus
negociaciones en 2013 y por la voluntad de sus presidentes se trabajaría para
que entre en vigor en 2014;
·
Es
la única apuesta multipartes de integración regional estratégica que tiene
Colombia para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes,
servicios, capitales y personas entre los miembros del arco del Pacífico
latinoamericano;
·
Permitirá
crear una gran plataforma de articulación político–económica, de balance
regional frente a Mercosur, de mercados de capitales integrados (MILA) y de proyección al mundo;
· Servirá
como bisagra de articulación con el Atlántico, porque todos los miembros de la
Alianza del Pacífico tienen a su vez TLC con Estados Unidos, con Canadá y con
la Unión Europea, una ventaja estratégica frente al lanzamiento del TLC entre Estados
Unidos y la Unión Europea, conocido bajo el rótulo del Transatlantic Trade and Investment Partnership.
TLC
que no estarán listos en 2014
1.
Turquía
Este
tratado está estancado, particularmente debido a la inexistencia de
complementariedad entre los eventuales socios. Colombia no descifra aún su
balance favorable en términos de sus intereses ofensivos. Conviene descartar
este tratado, pues no tiene opción de estar vigente para 2014.
2.
Japón
El Acuerdo de Asociación Económica — Economic
Partnership Agreement (EPA) — seguirá en negociación durante 2014, y su
resultado muy probablemente sea un espejo del TLC que se cerró con Corea. Probablemente
entre en vigor a principios de 2016.
3.
China
En
mayo de 2012, el presidente Santos firmó en Beijing un memorando de
entendimiento para iniciar el estudio de factibilidad de un acuerdo comercial. Desde
entonces no se ha dado la primera ronda de estudio. Lo anterior indica que dadas
la lentitud y la gran sensibilidad que despierta este acuerdo en la industria
local, este TLC no estaría en vigor antes de 2017, si bien nos va.
Aprovechamiento
bajo, preguntas sin respuesta
Una
vez revisada la agenda comercial en curso, la gran pregunta que surge es: ¿estamos
aprovechando los acuerdos comerciales vigentes con los 17 países?
Aun
cuando nuestras exportaciones crecieron un 5,7 por ciento entre el 31 de diciembre
de 2011 y el 31 de diciembre de 2012 — alcanzando un récord histórico de 60.600
millones de dólares — el DANE reporta que las exportaciones hacia algunos de
los 17 socios comerciales con los que Colombia tiene TLC vigentes paradójicamente
cayeron: Bolivia ( -11,4 por ciento),
Uruguay ( -9,1 por ciento), Argentina ( -5,6 por ciento), Brasil ( -5,3 por
ciento), Chile ( -0,7 por ciento), Suiza ( -24,4 por ciento) y Canadá (-24 por
ciento). Tras siete meses de estar en
vigor el TLC con Estados Unidos, la exportaciones sencillamente no aumentaron (0,0 por ciento).
¿Cómo
explicar este pobre desempeño exportador con países donde los TLC ya abrieron
los mercados?
¿Será
que el glamour de las fotos y los
anuncios de las negociaciones, sus cierres y entradas en vigor, han impedido comprender
que el juego en esta fase de nuestra internacionalización consiste en poner en
marcha y aprovechar de veras los acuerdos vigentes?
¿Será
necesario concebir un dispositivo más amplio y eficiente que el actual, un zar
y una oficina dedicados exclusivamente a impulsar el aprovechamiento del TLC
con Estados Unidos, como si fuera el único mercado abierto?
¿Estarán
pasando factura la reducción de la demanda en las economías desarrolladas, el
costo logístico, la carencia de infraestructura, la caída de los precios de los
commodities y la revaluación, entre
otros males conocidos?
¿Realmente
se deben reformular la política industrial y la política agrícola del país?
El
gobierno, el sector privado y la academia no han dado respuestas satisfactorias
a estas inquietudes.
También
preocupa que las exportaciones de Colombia hacia los países desarrollados con
los cuales están vigentes tres TLC - EE.UU, Canadá y Suiza - no solo no crezcan,
sino que estén cayendo. Ojalá sea este un fenómeno pasajero y no una tendencia
de largo plazo.
Para
concluir, resulta urgente entender que las instituciones, las políticas
públicas y los esfuerzos empresariales y académicos deben asignar hoy la
prioridad a aprovechar los acuerdos comerciales vigentes, en vez de seguir
corriendo detrás del número de TLC y su cobertura.
Artículo escrito para Razón Pública: http://www.razonpublica.com
lunes, 28 de enero de 2013
Adiós a la otrora legitimidad del Programa de Transformación Productiva
Cuando
se diseñó en el 2008 el Programa
de Transformación Productiva ("PTP") en el Ministerio de Comercio,
Industria y Turismo se consensuó con los sectores productivos interesados en
participar que el PTP no sería ni el diseño de una política industrial de
sectores ganadores al estilo de los años 50 o 60, ni la selección arbitraria de
sectores de acuerdo con intereses individuales.
Tampoco
sería un programa para la entrega de subsidios a sectores participantes; ni
serviría para restringir la competencia externa en los sectores seleccionados vía
aranceles o impuestos.
Así,
el sector privado aceptó trabajar en alianza público privada con esta "regla
de oro": la competitividad no se buscaría artificialmente con:
devaluación; aranceles proteccionistas; o subsidios.
Admitieron
que las condiciones para competir en 2008 con relación a las que se tenían quince años
atrás habían cambiado: el país se había encarecido, la moneda se había
revaluado, y los colombianos ganaban más dinero, gracias a la mejora en
seguridad y confianza país.
Iniciado el programa, su
transformación productiva se impulsó trabajando en alianza público privada y enfocados
en ejes transversales como la educación pertinente al sector productivo, las reglas
de juego estables y adecuadas, la infraestructura productiva o la innovación.
Por
eso cinco (5) años después, y luego de incorporar el PTP en el Plan Nacional de
Desarrollo 2010-2014 y de entregarle su administración a Bancóldex, pasos que
se aplaudieron en su momento, el Gobierno Santos ahora presionado por la
coyuntura económica y por intereses electorales, le arrebata los criterios de legitimidad al PTP.
El
pasado 22 de enero, en un desafortunado discurso en
la inauguración de la XXV Colombiatex de las Américas, el propio Presidente
de la República sepultó de tajo los criterios de legitimidad que sostenían el PTP.
Violó
la "regla de oro" otorgando a un solo sector del PTP, el Sistema Moda,
lo que los demás sectores participantes sabían que no se lograba con el programa:
aranceles proteccionistas para restringir la competencia legal.
Le
abrió un boquete tal que ahora el PTP se convierte en todo lo que en 2008 se
dijo que no sería.
Un día después de la inauguración de
Colombiatex, mediante el Decreto 074 de
2013, el Gobierno nacional estableció un arancel proteccionista para el
sector confecciones y calzado.
No fue un arancel para atacar ventas a
precios deslealmente bajos porque para eso se surte una investigación
para aplicar derechos antidumping (Decreto
2550 del 15 de julio de 2010). El arancel fue proteccionismo puro y clásico solo para un sector del PTP.
Ahora, los otros sectores del PTP,
tanto manufactureros
como agroindustriales,
podrán ejercer en adelante su derecho a pedir aranceles proteccionistas o mejor
aún nuevos subsidios.
Para completar este triste final de la legitimidad del PTP se debe destacar que las medidas proteccionistas
se anunciaron sin definición técnica o, peor, sin apego total a la verdad.
Estas son las dos perlas del discurso
del Presidente en el XXV Colombiatex del pasado 22 de enero:
(a) Santos dijo frente al arancel
específico para las confecciones y el calzado que: "Hemos tomado la decisión que sea 4 dólares por kilo". Al día siguiente, el arancel subió por arte de
magia un dólar más, se fijó en 5 dólares por kilo.
(b) Y cerró el Presidente diciendo que
"esta medida la vamos a tomar por un
periodo de 6 meses, mientras terminamos el estudio que estamos ya elaborando
para tomar unas medidas antidumping más permanentes." Al día
siguiente, la medida quedó vigente por un (1) año.
Para redondear este desfortunado episodio de nuestra transformación productiva se debe evidenciar que el Gobierno tampoco será tímido ni
para pedirle al Banco de La República devaluación de la moneda para irrigar
competitividad por diferencia en cambio; ni para usar el presupuesto nacional
2013 para paliar, vía jugosos subsidios, la crisis por la que atraviesa la
agricultura colombiana.
En fila ya esperan los próximos
subsidios los productores de café - ya
han recibido en los últimos 29 meses de Gobierno casi 800 mil millones de pesos
-, cacao, arroz, algodón, maíz y leche, para contar solo los que bien presionan.
Así, los subsidios empezarán a llegar
a los sectores agro del PTP, primero al sector lácteo cuya protección
arancelaria ya se edifica, y luego al sector cacao.
Los gremios agrícolas e industriales
del PTP, ya saben que no deben bajar la presión, ni las protestas,
para asegurar y respaldar subsidios o la protección arancelaria del Gobierno
Nacional, algo que siempre estuvo descartado de plano en todos los planes de negocio
sectoriales.
Lo que era el PTP, ya no lo es. Adiós a
sus criterios de legitimidad. Colombia revisita un modelo de proteccionismo y subsidio
selectivo que ya sabemos no transformará como toca nuestro aparato productivo. ¿Y
todos tan tranquilos?
lunes, 1 de octubre de 2012
6 consejos para venderle más agro a China
Para salvaguardar su proveeduría alimenticia,
mezcla una política agrícola doméstica de gran apoyo a productores con inteligentes
estrategias de cooperación agrícola internacional. La China consolida su cooperación
agrícola internacional con sus socios agrícolas actuales o potenciales, con o
sin TLC.
China es práctica. Celebra o propone TLC a
las naciones que manejan su política comercial montada en dichos acuerdos, caso
de Chile, Perú, Costa Rica o ahora Colombia. Y celebra o propone Memorandos de
Entendimiento (“MOU”) y otros protocolos a las naciones que prefieren otros
esquemas para crecer su comercio, caso Brasil, Venezuela o México. En uno y otro caso, lo que le interesa a China
es crecer los flujos de comercio y así garantizar su proveeduría agrícola.
En 2011, según cifras del BID, las exportaciones
de América Latina y el
Caribe a China fueron de USD$86.000 millones, de las cuales el 30%, es decir
USD$26.000 millones fueron productos agrícolas.
De ese total de exportaciones agrícolas, y sin
mediar TLC, Brasil le exportó a China productos agrícolas por valor de
USD14.600 millones y Argentina cerca a USD$5.000 millones. Con TLC vigente, Chile
le exportó cerca de USD$1.800 millones.
Según cifras oficiales, Colombia exportó bienes
a China por US$1.989 millones en 2011, de los cuales 83.9% fueron
minero-energéticos, 15.4% industriales y solo el CERO PUNTO SEIS por ciento (0.6%)
provinieron del agro colombiano - productos agropecuarios (US$1.6 millones) y
los agroindustriales (US$9.9 millones-.
Colombia, sin TLC, solo vendió en 2011 el
pírrico monto de US$11.5 millones en productos agrícolas a China, de los cuales
US$ café fueron US$2.1 millones. Lo más paradójico es que en el mismo año,
China le vendió más productos agrícolas a Colombia, lo cual no era difícil.
Para crecer las exportaciones agrícolas a
China, en la visita del Presidente Santos en mayo pasado a ese país se firmaron
3 instrumentos claves, aún sin ejecución conocida, para aumentar, entre otras, el
intercambio agrícola: 1. El MOU para estudiar la factibilidad de un TLC; 2. El
MOU sobre Cooperación Agrícola; y 3) el MOU de Cooperación sanitaria y
fitosanitaria para alimentos y productos agrícolas.
Más allá del TLC, que pronostico ya es
irreversible y cuya negociación será demorada y debatida por las altísimas y
justificadas sensibilidades del sector industrial, propongo que, concomitante al
mismo y mientras se ejecutan los MOU mencionados, el sector agrícola colombiano
considere las siguientes iniciativas:
1. Otorgar el reconocimiento inmediato del estatus de “economía de
mercado” para la China contra el acceso real de ciertos productos agrícolas colombianos.
Un buen paquete de Protocolos fitosanitarios para oferta agrícola (como carnes
y despojos comestibles (res/pollo), bebidas (agua), flores frescas, vegetales, frutas
y Hortalizas), con donación de maquinaria y equipo agrícola y entrenamiento
técnico que acelere el acceso real, puede ser una buena moneda de cambio.
2. Apertura de una agregaduría agrícola en la Embajada de Colombia en
Beijing como la tiene Chile.
3. Pedir oficialmente a China que instale en el país por lo menos 1
de los 8 centros de investigación y desarrollo en ciencia y tecnología agrícola
que planea montar en América Latina.
4. Diseñar y promover una estrategia exclusiva para atraer inversión
china en el sector agroindustrial colombiano, aún inexistente, valiéndonos del
APPRI ya en vigor desde julio pasado.
5. Apoyar oficialmente estas iniciativas chinas para América Latina en
materia agrícola: (i) la creación del Foro de Ministros de Agricultura
China-América Latina y el Caribe; (ii) el establecimiento entre China y la
región de un mecanismo de reserva alimentaria de emergencia; (iii) la constitución
del fondo especial de fomento a la cooperación agrícola entre China y la
región.
6. Establecer con China, bajo esquemas APP o Gobierno-Gobierno, parques
agroindustriales para empresas chinas, con o sin régimen franco.
Publicado en LA REPUBLICA: http://www.larepublica.com.co/comercio-exterior/6-consejos-para-venderle-m%C3%A1s-agro-china_22024
domingo, 30 de septiembre de 2012
El principio del “Todo Único” en la negociación de paz
El texto del “Acuerdo
General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable
y duradera” suscrito entre los delegados del Gobierno Nacional y las
FARC-EP el pasado 26 de agosto en Cuba, contiene el “propósito,
la agenda y las reglas de juego de un proceso que debe ser serio, digno,
realista y eficaz”, como lo exhortó el Presidente Santos en su alocución
del 4 de septiembre pasado.
Dentro de las reglas de juego del Acuerdo hay 10 de ellas que
se denominan “Reglas de Funcionamiento” que fueron insertadas al final del acuerdo
general.
La última regla de procedimiento, la número 10, dice: “Las conversaciones se darán bajo el
principio que nada está acordado hasta que todo esté acordado.”
Este principio es conocido en el mundo de las negociaciones
como el principio del ‘todo único’ (o del “Single
Undertaking”, por su traducción al inglés).
¿Qué efectos prácticos producirá este principio en las
negociaciones con las FARC-EP que empiezan en pocos días?
1.
EN LA SUSTANCIA. El efecto práctico es que para
las FARC y el Gobierno Nacional cada punto de la negociación será parte de un
todo indivisible, y nada podrá acordarse por separado, parcialmente, de forma
definitiva. O se logra acuerdo en todos
los temas de la agenda o estaremos ante una nueva negociación fallida. No habrá
espacio para hacer acuerdos parciales definitivos sobre temas fáciles de
acordar. Es una negociación del todo o nada.
Para ilustrar lo anterior, si en el curso
del próximo año se llegan a acuerdos parciales realistas y eficaces solamente en
las temáticas de la (i) “participación política” de las FARC-EP o en (ii) la
solución al problema de las drogas ilícitas, pero las partes no ceden en la totalidad
de los subtemas de la agenda de la (iii) “Política de desarrollo agrario
integral”, todo lo que se haya acordado en los dos primeros puntos no se
considerará acordado, y la negociación simplemente fracasa.
2.
EN EL TIEMPO. El principio del “todo único” también
será inflexible con los tiempos de la negociación de paz al obligar a que todos
los temas objeto de la negociación deban concluirse al mismo tiempo, en una
única fecha, la de la firma del Acuerdo de Paz.
Pactar este principio es conveniente cuando
las partes manejan velocidades temporales similares. Pero es siempre muy desfavorable
para aquella parte que tenga la aspiración de cerrar rápido la negociación. Al
consumirse su escaso tiempo, la lleva a levantarse de la mesa por no haberse
cerrado todos los temas objeto de negociación o la obliga a un mal cierre si
quiere levantarse con algo firmado.
En la negociación de paz con las FARC-EP, el
Presidente Santos ha hecho saber en sendas oportunidades que para el Gobierno
Nacional hay mucho afán. Ha hablado de meses para acordarlo TODO. Y meses no
duran ni siquiera las negociaciones de algo menos complejo: un TLC.
Santos ha dicho que este proceso: "Es diferente porque las conversaciones NO
tendrán un tiempo ilimitado. Se
medirán en meses, no en años. En
todo caso, acordamos que la duración estará sujeta a que se revisen los avances
cada cierto tiempo y, si no hay avances, sencillamente no seguimos. “ En la
Asamblea de la ONU la semana pasada dijo: “confío
en poder entregar a esta Asamblea el próximo año un balance positivo de
este esfuerzo que emprendemos, con todo entusiasmo, para lograr el fin de
nuestro conflicto, que ya va a cumplir 50 años.”
Las FARC-EP, a su vez, saben que a medida que
se agota el periodo presidencial de Santos se aumenta sustancialmente su poder
de negociación. En los procesos fallidos de paz anteriores, las FARC-EP nunca
se han parado de la mesa, y menos presionados por los tiempos de duración de un
periodo presidencial.
Que el Gobierno Nacional haya aceptado de buena fe la
inclusión del principio del “todo único” como regla de procedimiento fue
entregar un inconmensurable poder de negociación a las FARC-EP. Quedan éstas con
un inmenso poder en el manejo de la sustancia y los tiempos. El Gobierno
renunció a los avances parciales y reveló su debilidad en el manejo de los
tiempos.
El principio del “todo único” aumenta así inmensamente las
posibilidades de dos escenarios: (1) que no haya Acuerdo de Paz; o (2) que sea
una rápida pero muy mala negociación para los colombianos de bien.
lunes, 24 de septiembre de 2012
How Colombia sees US and China Foreign Policy shifts
Thanks to the Inter-American
Dialogue I recently exchanged in Washington some personal views on how China
and the United States are currently engaging with Colombia. I would like to
share some lines of one of the issues I discussed regarding the effect of
foreign policy changes of the United States and China on the engagement with
Colombia, among the many interesting topics that were addressed.
United States has made a strategic pivotal turn to the Asia Pacific
realm, a region driving global politics and propelling the engine of the world
economy, particularly led by key Asia Pacific countries such as China. Such move puts Latin America in the shadow.
China is now running a political and economical multi-polarized engagement
with the world, which includes Latin America as a region. Such shift puts Latin
America in the spotlight.
In the decade ahead, it is not only the United States directing its
focus to the Asia Pacific. Latin American countries, with or without a coast in
the Pacific Rim – like the BRICS-inspired Mercosur
members-, are doing the same; and in that focus China is for natural reasons a
priority.
Now, the question is whether Latin America will or will not engage the
Asia Pacific region in tandem with the United States.
Many facts are leading to believe it seems the United States and Latin
America will consolidate such policy shift towards the Asia Pacific in a
separate manner, consolidating the growing perception that the United States is
phasing out and shadowing its integration with Latin America.
The situation is simple to understand. ALBA countries are predominantly
engaging with the Asia Pacific in an individual fashion. Why? Because there is
simply no ideological space for the United States in their foreign policy initiatives
and less in working together a strategy to deal with China.
Non-ALBA countries or U.S. likeminded countries from Latin America that
will comfortably work together with the United States in the Asia Pacific drive
have also engaged with Asia Pacific countries, including China, in an
individual fashion. Mexico is probably the exception when one argues that it is
working together with the United States to join the Transpacific Partnership Agreement
(TPP), but still is dealing with China in an autonomous approach with respect
to Canada and the United States.
Colombia, an old time ally of the United States, has two strong reasons
to believe that the United States is not involving Pacific Rim Latin American
countries into its Asia Pacific policy drive.
One reason is APEC. After many years of formal petitions of entry
support, it is a fact that the United States is not willing to internally champion
the opening of APEC new membership discussions to rapidly bring Colombia into
the regional club, a reiterated request that has officially been presented to
the United States since 1995.
The gathering of the United States with APEC leaders in Vladivostok,
Russia on 8-9 September 2012 ratified Colombia´s perception that the United
States prefers APEC´s consolidation of current membership to integrate and grow,
rather than bringing new partners like Colombia to expand APEC´s integration
and further prosper.
APEC formal membership has been a Colombian national goal since 1995 and
the United States has been notified of that many times. China has recently
acknowledged and supported the Colombian request and will probably openly favor
it when the People’s Republic of China will host APEC in 2014.
In contrast, Colombia´s goal to seek membership in the Organization for
Economic Cooperation and Development (OECD), a new and very important effort
initiated in the Santos Government, has been openly supported by Obama, who has
stated that “when Colombia is ready to seek membership to OECD the United States
will strongly support Colombia's candidacy for the OECD”. Moreover, Obama
recently said in his visit to Colombia early this year that the United
States “will actively encourage other
members of the OECD to join us in supporting Colombia's membership, which would
be another symbol of Colombia's transformation”.
Why doesn´t the United States voice and support Colombia the same way
for APEC membership and TPP negotiations as it is doing it with OECD
membership? Is it because United States´ Latin American partners are in the
shadow in the policy shift towards Asia Pacific? Most probably yes.
Obama’s administration envisioned pathway towards achieving a Free Trade
Area of the Asia-Pacific (FTAAP) as a major instrument to further a regional
economic integration agenda that would include both sides of the Pacific Rim
will not be a profound reality if the United States doesn´t early and actively
involve other Latin American Pacific Rim countries like Colombia to the APEC
and TPP processes.
The United States is not willing to bring Colombia now into the Transpacific
Partnership (TPP) ongoing negotiations to achieve a broader based Asia-Pacific
regional trade agreement, in a moment when the NAFTA-type US-Colombia Free Trade
Agreement is already in force since May 2012.
The United States strongest argument seems to be that Colombia is not
yet an APEC member, a non written tacit requirement that has gained consensus
to join the TPP process.
Hence, it is argued by the United States that it is then very difficult to
support bringing Colombia to the negotiating table in the TPP process since
Colombia is a non-APEC economy. But such tacit requirement was not there before
2008 when the original signatory TPP members did not include the United States,
plus APEC economies have declared this month that they have taken note that
there are various regional undertakings that could be developed and built upon
as a way towards an eventual FTAAP.
Within the 11 countries that will be currently involved during 2012 in
the TPP talks, Chile and Peru are making part of such negotiation together with
the NAFTA countries: United States, Canada and Mexico. Chile, a founding
signatory member of P4, the original grouping behind the TPP talks, invited
Peru and Colombia to join P4 in 2007. Unfortunately, Colombia missed that
strategic decision to move forward.
In other words, it was not the United States who brought Chile and Peru
into the TPP Process. And not until this year, the United States accepted to
support Canada and Mexico to formally join the talks, something that will
formally begin in October. In conclusion, the United States push to bring Latin
American Pacific Rim countries into the TPP process has been narrowly reduced
to its NAFTA partners. Latin America is in the shadow when the United States
makes a pivotal move into the Asia Pacific.
In the meantime, China, which is an APEC member and has Latin America in
its foreign policy spotlight, is not only reluctant to join the TPP negotiation
process as it sees it as a rules-based contention strategy directed to its
jurisdiction and orchestrated by the United States, but also it is preferring
to engage with Latin America in a bilateral and regional approach in which it may
build more influence in a faster way.
Even in the middle of the ideological divides of many Latin American
countries, China´s integration to the region is perceived by all Latin American
countries as harmonic, pragmatic, peaceful and respectful of local values and
ideological thinking. There is no one Latin American country voicing concern on
China´s integration with the region since its integration is not openly
value-driven.
It can be stated that China is seen in Latin America as a very important
trading partner for all Latin American economies, and an investment,
cooperation and financial partner for a growing majority.
China can talk free trade to its current and future free traders like
Chile, Peru, Costa Rica or Colombia, and can talk oppositely different to ALBA
countries that will not dare to talk about free trade.
This pragmatic approach gives China a position of strength in the scope
and velocity of how it is rapidly engaging with Latin America vis-à-vis the
United States.
In the meantime, China and Colombia are just starting to explore new
ways of deepening economic cooperation, promote growth of trade and two-way
investment under its Bilateral Investment Treaty in force since July 2012.
China is today Colombia´s second trading partner. China and Colombia are
willing to expand cooperation in the fields of infrastructure, energy, mining,
water conservation, telecommunications and agriculture. China is not pressing on
good governance and democracy or human rights, topics of the United States
agenda with Colombia.
China is moving fast in strengthening contacts and enhancing mutual
trust in the Colombian political area so as to secure long-term friendship. China
is tapping into the potential of mutually beneficial cooperation and inviting
Colombia to enter into a Free Trade Agreement to jointly achieve common development
in the economic area. China´s financial institutions are ready to provide
financial services for bilateral trade, economic and technological cooperation.
So if the United States does not correct the way it is engaging
countries like Colombia into its new Asia Pacific foreign policy priority, China
will probably be the star that will consolidate an FTA with Colombia, will
champion Colombia´s entry into APEC and will consolidate its engagement with
the region via the Pacific Alliance, Mercosur
and other groupings, as a way to take advantage of the shortsightedness of the
United States with Latin America in its policy shift towards the Asia Pacific.
viernes, 31 de agosto de 2012
El Déjà vu alborotado
Cuando vuelven y revientan las bombas en las ciudades, vuelan
torres de energía y oleoductos, mueren civiles inocentes, secuestran y, sorpresivamente, se habla del inicio de un proceso de paz, se me dispara el Déjà vu. Me pregunto amargado, qué parte
de la historia reciente no quedo clara.
En suma, ya se hace posible en el horizonte un escenario que nadie tenía en su naipe: un país desconcentrado por el terrorismo, con alta percepción de inseguridad, desacelerado en su economía por el impacto de la crisis financiera internacional, polarizado políticamente a medida que se acercan las elecciones presidenciales y con un Gobierno negando sendas realidades con un discurso proexportoriano de que en Colombia todo está regio. Perdónenme. Por razones de seguridad, tengo tristemente alborotado el Déjà vu.
“Yo parezco un
maestro de escuela que repite mucho. ¿Les puedo repetir una cosita en la que
pienso? Yo creo que Colombia la debemos asociar a una casa y en el techo poner
una palabra: ‘confianza’; que todo el mundo tenga confianza en Colombia, que
los viejos digan: ‘viví feliz en mí país; voy a morir feliz en mí país’. Que
los muchachos digan: ‘tengo confianza que mis ilusiones se van a cumplir en mí
país’. Que las madres comunitarias digan: ‘tengo confianza que mi país
gradualmente va atendiendo nuestros reclamos’. Que los desempleados digan:
‘este país está mejorando, va a llegar una oportunidad’.
‘Confianza’
en el techito colombiano.
Y
tiene esa casa tres pilarcitos: Seguridad Democrática para todos. Que haya
inversión en Colombia; que inviertan los nacionales, que inviertan los
extranjeros; inversión doméstica, inversión internacional. Y que haya política
social. Van relacionados: sin seguridad no hay inversión y sin inversión cómo
crece Colombia."
Esta historia escuelera sintetiza, con el poder de lo
simple, el código genético de la fórmula virtuosa (Seguridad democrática +
confianza inversionista + cohesión social) que llevó a que los colombianos recuperáramos
un activo perdido por más de una década: LA CONFIANZA. Para mantenerla en el
tiempo, esa fórmula virtuosa se ratificó en las urnas no 1 ni 2, sino 3 veces (2002-2006-2010).
La fórmula virtuosa fue considerada por muchos un bien público de lujo que debía
cuidarse como si se tratara de unos frágiles huevitos.
La confianza fue en la última década, y es hoy y será
siempre, el activo político más determinante para engranar al colombiano con
sus instituciones y sus gobernantes en la búsqueda de logros colectivos y metas
nacionales. Es lo que incentiva al inversionista extranjero y doméstico a invertir
en Colombia.
Repasemos: luego de acariciar la condición de estado
fallido hacia 1999, colombianos y extranjeros recuperamos, en una década de
implementación y repetición de aquella fórmula virtuosa, la confianza para
vivir en Colombia, para invertir en Colombia, para trabajar en Colombia, para
todo en Colombia.
La fórmula virtuosa colombiana fue premiada en el
exterior ya bajo la égida y personificación del nuevo encargado de aplicar la
fórmula, el Presidente Santos. Logramos dos íconos del trabajo bien hecho: Grados
de Inversión de las tres principales calificadoras de riesgo en 2011 y Carátula
TIME para el "Colombian
Comeback" a principios de 2012. Todos nos sentimos orgullosos de esos
hitos, demostrativos de un esfuerzo de muchos años.
Dentro y fuera del país se repetía lo
mismo: "Colombia lost investment
grade as a result of its 1999 economic crisis. Wall Street began to see a
turn-around in the country with the 2002 election of Alvaro Uribe, who used
U.S. military aid to beat back
leftist rebels and improve security." Se
confirmaba que la seguridad, como principio democrático, si se cuidaba y
consolidaba así se tuviera que golpear a los narcoguerrileros, sería fuente de más
inversión y más empleos de calidad. Con seguridad habría más libertades, más sensación
de confianza. Sería a la postre, el valor fundante de la prosperidad
democrática que busca el Gobierno Santos.
Sin que aún sea una preocupación en el exterior, entrado
el “Segundo Tiempo” del Gobierno Santos, nuevamente el primer problema para los
colombianos, así el ejecutivo no lo quiera aceptar por algunos registros
estadísticos, es la
inseguridad. Así lo reconfirmó la encuesta Gallup cerrada este 29 de agosto
de 2012.
Y es la creciente percepción de inseguridad, entre otras
incertidumbres generadas por el ejecutivo, lo que ha disparado el deterioro de
la confianza en el cercano futuro de Colombia y explica la baja favorabilidad
del Presidente.
Por lo anterior, Santos tenía una opción obvia, retomar y
reforzar el camino de la seguridad democrática. Era un no-brainer.
Y, ¡oh sorpresa! Luego de una crisis ministerial, deconcertó
al país cuando anunció,
sin que existiesen las condiciones, que buscará la paz con el grupo terrorista
de las FARC, el cartel de
drogas más poderoso e importante del mundo, y la comunidad más
rechazada por la inmensa mayoría de los colombianos.
Ahora las FARC gozan de una buena posición negociadora. Al
iniciar con antelación estas conversaciones que partirán en Noruega el 5 de
octubre próximo, se guardan, con sonrisa, en su bolsillo y para su uso
posterior, la llave que más obsesiona al Presidente Santos: la de su
reelección. Santos sabe que si no se
reelige pasará a la historia de Colombia con mucha pena y poca gloria. Un ridículo
histórico individual que la carátula TIME no le permite.
Las FARC tienen ahora tremendo oxígeno. Pueden recuperar
el espacio y lograr el protagonismo político internacional con la faz de un Robin Hood y pellizcar algo del poco
prestigio local que ya habían perdido. Comprarán con estas conversaciones mucho
tiempo para incrementar sus capacidades militares y aumentan su poder de
negociación -amedrentando con terror a la sociedad civil-. Esto tiene un nombre
simple: el Caguán 2.0.
Colombia ha iniciado el camino de los diálogos de paz con
un impulso exclusivamente electorero y no porque ya sea verificable el cese de
las actividades criminales, en las que se cuente la dejación del negocio del
narcotráfico.
Buscar la paz para resucitar en las encuestas con un
oloroso tufo de grotesca campaña reeleccionista es algo que va en contra de los
que votamos por la consolidación de la fórmula virtuosa.
Con el camino ciego de las negociaciones con las FARC en curso, la
confianza en el Presidente Santos ya no se tiene ni poca ni mucha. Se tiene o
no. Se está o no está.
El problema es que ahora esa desconfianza en la gestión y
ejecución del actual gobierno, que no le da aplicación a la fórmula virtuosa
por la que fue elegido, ha contaminando la confianza en el futuro del país. En suma, ya se hace posible en el horizonte un escenario que nadie tenía en su naipe: un país desconcentrado por el terrorismo, con alta percepción de inseguridad, desacelerado en su economía por el impacto de la crisis financiera internacional, polarizado políticamente a medida que se acercan las elecciones presidenciales y con un Gobierno negando sendas realidades con un discurso proexportoriano de que en Colombia todo está regio. Perdónenme. Por razones de seguridad, tengo tristemente alborotado el Déjà vu.
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