lunes, 20 de mayo de 2013

La Alianza del Pacífico es para el Atlántico


La Alianza del Pacífico (AP), el bloque que comparte Colombia con Chile, México y Perú, es la más importante y dinámica apuesta de integración regional estratégica que tiene hoy América Latina y es el más significativo y promisorio avance en política exterior y comercial de Colombia.
El ADN habilitante de la AP, que le permite el avance práctico, progresivo y concreto hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas intra bloque, radica en que sus miembros fundadores creen en la integración regional basada en la democracia; el libre comercio dentro de un modelo de regionalismo abierto; el respeto irrestricto a los derechos humanos; la libertad económica y de empresa; los TLC como plataformas para facilitar y propiciar el comercio y la inversión, y la vigencia del estado de derecho.
Compartir esos valores es el verdadero pegamento de la AP, por encima del foco común de sus miembros de proyectarse unidos ante terceros mercados con mayor competitividad. Es lo que hoy carece la Comunidad Andina.
Otro gran activo distintivo de la AP ante terceros es no tener entre sus miembros a países del Alba; no creer en el socialismo del siglo XXI; y no practicar proteccionismo comercial. Tiene mucho valor que los aliados ostenten grado de inversión por las principales calificadoras de riesgo; sean economías en crecimiento con ingresos medios altos; sus mercados de capitales vengan perfeccionando su integración bajo el Mila; y que, en su orden, Chile (37), Perú (43), Colombia (45) y México (48) tengan los mejores entornos regulatorios para hacer negocios en toda América Latina según Doing Business 2013 del Banco Mundial.
Al tener un PIB cercano al 40% del total de América Latina, una población equivalente a la de Brasil, consumidores con cerca de US$13.000 per cápita en promedio, y generar cerca del 50% del comercio de la región, la AP es ahora el espacio por excelencia para la integración económica, política y comercial entre los aliados y de muchas regiones del mundo con el bloque.
¿Cuál es la importancia del mecanismo para Colombia frente a terceros mercados? No obstante es un mecanismo fundamental para la inserción futura y de largo plazo de Colombia en el Asia Pacífico, en el corto plazo la AP debe ser promovida y aprovechada preferentemente por el país con los países ubicados en el eje Atlántico. Veamos por qué:
A diferencia de todos los aliados, Colombia no tiene ningún TLC vigente con países del Asia Pacífico que le permita, a partir de la AP, mejorar su acceso preferencial a la región. Solo se avizora un TLC con Corea en vigor en 2014, con Japón en 2016 y con China no antes del 2019, mientras que Colombia en el eje Atlántico ya tiene acceso preferencial en vigor con socios como EE.UU y Canadá; y pronto con la Unión Europea.
Por eso no es extraño que en la VII Cumbre de la AP en Cali participen como observadores el Primer Ministro de Canadá y el Presidente de España; y, en contraste, no haya presencia de ningún Jefe de Estado de un sólo país del Asia Pacífico, porque en ellos no hay interés inmediato todavía. En cambio, el Atlántico sí está listo para sacarle provecho inmediato a la AP.
A diferencia de todos sus aliados, Colombia no es miembro del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (Apec), el club de cooperación económica más importante del área, al que lleva pidiendo ser admitida desde 1995; y, por ende, tampoco es parte negociadora del Transpacific Partnership Agreement (TPP), el TLC regional en el que solo participan economías miembros del Apec. Luego por esta vía Colombia tampoco tendría nada que ganar de forma temprana para su sector privado con la AP.
En oposición a lo que ocurre con otros mercados en el eje del Atlántico, Colombia tiene muy baja afinidad, experiencia y conexidad con el Asia Pacífico en cultura de negocios, esquemas de encadenamientos productivos, comercio, inversión o turismo. Por lo tanto, la promoción y el aprovechamiento de la AP con el Asia Pacífico tardaría más para generarle beneficios al sector privado de Colombia que para dicho sector de cualquiera de los otros aliados miembros.
En conclusión, decir que en el corto plazo la AP integrará a Colombia de manera real con el Asia Pacífico es simplemente un gran deseo con ribete académico. El éxito inicial para Colombia con la AP estará en promoverla y aprovecharla en nuestro relacionamiento con nuestros socios comerciales y de inversión tradicionales del eje del Atlántico.
Publicado en el Diario La República

sábado, 6 de abril de 2013

La agenda de competitividad, un gran popurrí


Desde el 2006 Colombia cuenta con una arquitectura institucional para abordar su agenda de competitividad bajo un Sistema Nacional de Competitividad, hoy rotulado bajo el nombre de Sistema Nacional de Competitividad e Innovación (SNCeI).

Como consta en el acta de la última Comisión Nacional de Competitividad del 27 de mayo de 2010, la agenda nacional que se consolidó entonces para mejorar su competitividad estaba diseñada y escrita, en lo regional, en 32 Planes Regionales de Competitividad (PRC) de cada departamento y, en lo sectorial en los "Planes de Negocio", unas hojas de ruta, de los sectores nacionales del Programa de Transformación Productiva (PTP), que para ese entonces eran ocho.

El anterior diseño respondía al convencimiento de política pública que la competitividad, tejida en alianza público privada, era ante todo regional; y que Colombia no podía seguir aspirando a ser competitiva en todo, sino que debía enfocarse en sectores emergentes o establecidos que pudiesen consolidarse como sectores con oferta exportable de clase mundial para generar empleo y disminuir pobreza.

Incorporación de los avances a la ley del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014.

Buscando hacer más efectiva la implementación en alianza público privada de los Planes Regionales de Competitividad de los 32 departamentos, el artículo 33 definió que "las Comisiones Regionales de Competitividad coordinarán y articularán al interior de cada departamento la implementación de las políticas de desarrollo productivo, de competitividad y productividad, de fortalecimiento de la micro, pequeña y mediana empresa, y de fomento de la cultura para el emprendimiento a través de las demás instancias regionales tales como Consejos Departamentales de Ciencia, Tecnología e Innovación (CODECYT), Comités Universidad-Estado-Empresa, Comités de Biodiversidad, Redes Regionales de Emprendimiento, Consejos Regionales de PYME, Consejos Ambientales Regionales, Comités de Seguimiento a los Convenios de Competitividad e Instancias Regionales promovidas por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural."

A su vez, para la eficiente ejecución de los "Planes de Negocio", el Programa de Transformación Productiva fue ahijado por Bancoldex, gracias a su vocación de banco de desarrollo empresarial. Por mandato del Artículo 50 de la ley del Plan, se estableció que "El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo destinará recursos para el Programa de Transformación Productiva el cual, mediante un mecanismo de manejo separado de cuentas que para todos sus efectos se asimile a un patrimonio autónomo, será administrado por el Banco de Comercio Exterior S.A. – Bancoldex en una cuenta de orden. El programa tendrá por objeto la implementación de la política y planes de negocios público-privados para el desarrollo de sectores estratégicos para el país."

Con la entrada en vigencia de la ley en julio de 2011, quedaba finalmente un lineamiento claro para los empresarios, la academia y el sector público, a nivel nacional y regional, que los "Planes Regionales de Competitividad" y "los Planes de Negocio" de los sectores del Programa de Transformación Productiva, constituían la agenda de la competitividad a implementar.

Como es entendible, el traslado del PTP del Ministerio de Comercio a Bancoldex, con todo sus implicaciones administrativas, presupuestales y físicas, hizo que la implementación público-privada de los planes de negocio de los sectores se desacelerara; y por el otro lado, mientras que se definía el diseño de cómo articular normativamente la locomotora de la innovación al Sistema Nacional de Competitividad, se adormeció la dinámica y la articulación nacional-regional de los actores públicos y privados en el seno de las Comisiones Regionales de Competitividad.

Eso provocó que hasta julio de 2012 se tomaran dos acciones para revitalizar la competitividad después de un año de evidente letargo:

(i) la expedición del Decreto 1500 del 13 de julio de 2012, por medio del cual se dictaron medidas para la organización, articulación y funcionamiento del Sistema Administrativo Nacional de Competitividad e Innovación, lo cual ha provocado que desde entonces a hoy los departamentos, en lugar de concentrarse en la ejecución priorizada y focalizada de sus Planes de Competitividad Regional, se hayan dedicado a dar cumplimiento a la adecuación de las estructuras organizacionales de sus comisiones regionales de competitividad a los cambios normativos requeridos por dicha norma; y,

(ii) el lanzamiento el 17 de julio de lo que se denominó "La Agenda Nacional de Competitividad", otro nuevo plan de vuelo con más de 100 acciones concretas de corto, mediano y largo plazo que debía permitir acelerar la productividad del país e impulsar el crecimiento sostenido por encima del 6%. Hasta hoy no se ha rendido cuentas del avance de esta nueva agenda de competitividad, y solo sabemos que el crecimiento 2012 bajó al 4% y la agricultura y la manufactura hicieron crisis.

Los nuevas agendas de choque en competitividad del 2013

A la agenda de los "Planes Regionales de Competitividad", de los "Planes de Negocio" de los sectores del PTP, y a la mencionada "Agenda Nacional de Competitividad de 2012", se le suman ahora dos nuevas "agendas de choque" para la competitividad en el corto y el mediano plazo. Una ya consolidada y la otra en construcción y próxima a su lanzamiento. Son ellas:

a) La "Agenda de Competitividad via subsidios y proteccionismo". Algunos sectores del agro y otros de la industria lograron a principios de 2013 por vía de la presión gremial o mediante paros, imponer una agenda de competitividad artificial vía aranceles proteccionistas (sector confecciones y calzado) o de jugosos subsidios para la agricultura. Esta agenda del subsidio, con cargo a recursos del presupuesto nacional, sí que tendrá seguimiento y vigilancia por sus beneficiados para su efectiva implementación; y,

b) La "Agenda para el Salto en Competitividad de la ANDI". Este gremio, de forma civilizada y juiciosa, recogió 9 acciones urgentes que le propone al Gobierno para que se adelanten en el corto y mediano plazo para que la industria colombiana agregue valor social y productivo a la economía del país.

Esta hoja de ruta es ahora uno de los más importantes insumos para la que se cree será otra nueva Agenda de Competitividad, que sería lanzada por el Presidente de la República el próximo 15 de abril, ahora con un enfoque sectorial -dirigida a la manufactura y el agro, pero con aparente exclusión del sector más importante en generación rápida de empleo formal, el de servicios-, y con miras a que sus iniciativas sean de mitigación en el corto plazo de las dificultades que atraviesa el sector productivo.

En conclusión, hoy Colombia tiene un popurrí de Agendas para la Competitividad, tanto en el ámbito nacional como regional.

Conviene que el Gobierno le aclare este mes a todas las fuerzas productivas del país, al sector público nacional y regional y a la academia, cuál es la ÚNICA agenda de competitividad, sus componentes, sus prioridades, su alcance, su cobertura, sus medidas, su temporalidad y la institucionalidad que se usará para que su implementación sea real, eficiente y se le pueda hacer seguimiento.

De no hacerlo, en lugar de dar un verdadero salto en competitividad, lo podríamos dar al vacío.

lunes, 18 de marzo de 2013

Acuerdos comerciales: de las negociaciones a su aprovechamiento


Avanza la internacionalización

Colombia viene avanzando en la internacionalización de su economía: el objetivo primordial de esta política es aumentar y diversificar el comercio exterior de bienes y servicios y los flujos de inversión extranjera directa.
Mientras la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha sido incapaz de destrabar desde 2001 la ronda de negociaciones multilaterales para liberalizar el comercio global, la estrategia colombiana  — particularmente durante la última década — se ha dirigido a negociar una red de acuerdos de libre comercio, de promoción y protección de inversión y para evitar la doble tributación. A esa agenda se sumó recientemente una iniciativa de integración económica de altísimo valor: la Alianza del Pacífico.
Durante esta década han aumentado las posibilidades para los empresarios colombianos de  un acceso real y preferencial a los mercados de sus principales socios comerciales, pero no vemos aún evidencia de un aprovechamiento inteligente de los acuerdos comerciales vigentes.

TLC con 17 socios, por ahora
Colombia pasó de tener en 2002 dos acuerdos comerciales profundos vigentes — CAN y G–3 — con cinco socios comerciales (Venezuela, Ecuador, Perú, Bolivia y México), a un total de nueve acuerdos vigentes a 15 de marzo de 2013, con diecisiete socios comerciales: Perú, Ecuador, Bolivia, Venezuela, México, Paraguay, Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Honduras, Guatemala, El Salvador, Suiza, Liechtenstein, Canadá y Estados Unidos.
Dichos países conforman un mercado ampliado para los empresarios colombianos que suma 850 millones de consumidores.
En los últimos diez años, Colombia ha puesto en vigencia tan solo siete acuerdos comerciales, además de los dos que ya tenía en 2002: una integración menos veloz que la de nuestros aliados y competidores Chile y Perú, dos referentes importantes el proceso de internacionalización colombiano.
Ahora bien, el gobierno Santos se ha fijado la meta de alcanzar dieciséis TLC vigentes en 2014 con más de 50 países —  lo que representaría llegar a cerca de 1.500 millones de consumidores — pero no ha dado prioridad al aprovechamiento medible de los acuerdos vigentes.  
Conviene revisar la agenda comercial del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo  en cuanto a cuáles serían los siete tratados que falta por poner en vigor para llegar a la citada meta.

TLC que entrarán en vigor para 2014
Estos son los seis TLC que con seguridad entrarán en vigencia antes de concluir la administración Santos:
1.      Unión Europea
El TLC entre Colombia y la Unión Europea (UE) se concluyó y rubricó en mayo de 2010. Ya vamos a cumplir tres años sin que haya entrado en vigor. Aún no ha pasado por el trámite aprobatorio en Colombia. El gobierno explora la posibilidad de ponerlo en vigencia provisional, opción que contempla el Acuerdo, dado que la UE ya concluyó su proceso aprobatorio. Sumará 504 millones de consumidores al mercado ampliado. 
2.      Corea del Sur
La firma de este TLC se surtió el pasado mes de febrero y ahora pasa a los procesos de aprobación interna. Este acuerdo tiene un altísimo valor por ser el primero que entraría en vigencia con el Asia en 2014. Sumaría casi 50 millones de consumidores al mercado ampliado. 
3.      Costa Rica
La velocidad del cierre de la negociación tuvo un gran catalizador: la Alianza del Pacífico. Para hacer parte de ésta, Costa Rica debe tener un TLC con Colombia. Para Colombia, en su estrategia de enganche con el Asia Pacífico, también es clave que Costa Rica tenga ya un TLC en vigor con la China. Este TLC estará en vigor en 2014. 
4.      Panamá
Tras casi dos años de estar engavetado, su negociación se reactivó este marzo y falta probablemente una ronda más para el cierre. Si no se tropieza otra vez con los irritantes (control aduanero a la Zona Libre de Colón, etc) y pesa más la zanahoria de la entrada a la Alianza del Pacífico, este TLC también debería estar vigente en 2014. 
5.      Israel
Los equipos negociadores avanzan satisfactoriamente: han fijado para del 8 al 11 de abril de 2013 la quinta ronda de negociaciones. Es previsible un cierre de negociaciones para el segundo semestre de 2013. Si hay voluntad política, este acuerdo también estaría en vigor en 2014.
6.      La Alianza del Pacífico
Colombia no es parte negociadora en el más ambicioso tratado de libre comercio en proceso de negociación para aprovechar el mercado del Asia Pacífico, conocido como el Transpacific Partnership Agreement (TPP), donde once países  — Australia, Brunei, Canadá, Chile, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Estados Unidos y Vietnam — negocian la creación de la zona de libre comercio más dinámica del mundo. Se unirían unos 658 millones de consumidores con un comercio total de alrededor de 1,492 billones de dólares en 2011.
Colombia no es parte negociadora de este super TLC debido a dos razones históricas:
·         Perdimos la oportunidad de adherir como miembros del P4 (TLC entre Chile, Brunei, Singapur y Nueva Zelanda), génesis del TPP, habiendo sido invitados;
·         Hoy no cumplimos con un requisito para ser admitidos: ser miembro del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por su nombre en inglés), un deseo inalcanzable para Colombia desde 1995.
En consecuencia, la Alianza del Pacífico es la mejor apuesta en construcción en la agenda de internacionalización: con sus cuatro socios fundadores —  Colombia, Chile, México y Perú  — alineados en su visión y con políticas similares, representan el 34 por ciento del PIB de América Latina y casi la mitad del comercio total de la región.
Esta alianza tiene los siguientes rasgos particulares:
·         Constituye un TLC convergente, que cerraría sus negociaciones en 2013 y por la voluntad de sus presidentes se trabajaría para que entre en vigor en 2014; 
·         Es la única apuesta multipartes de integración regional estratégica que tiene Colombia para avanzar progresivamente hacia la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas entre los miembros del arco del Pacífico latinoamericano; 
·         Permitirá crear una gran plataforma de articulación político–económica, de balance regional frente a Mercosur, de mercados de capitales integrados  (MILA) y de proyección al mundo; 
·            Servirá como bisagra de articulación con el Atlántico, porque todos los miembros de la Alianza del Pacífico tienen a su vez TLC con Estados Unidos, con Canadá y con la Unión Europea, una ventaja estratégica frente al lanzamiento del TLC entre Estados Unidos y la Unión Europea, conocido bajo el rótulo del Transatlantic Trade and Investment Partnership.

TLC que no estarán listos en 2014
1.      Turquía
Este tratado está estancado, particularmente debido a la inexistencia de complementariedad entre los eventuales socios. Colombia no descifra aún su balance favorable en términos de sus intereses ofensivos. Conviene descartar este tratado, pues no tiene opción de estar vigente para 2014. 
2.      Japón
El Acuerdo de Asociación Económica  — Economic Partnership Agreement (EPA) — seguirá en negociación durante 2014, y su resultado muy probablemente sea un espejo del TLC que se cerró con Corea. Probablemente entre en vigor a principios de 2016. 
3.      China
En mayo de 2012, el presidente Santos firmó en Beijing un memorando de entendimiento para iniciar el estudio de factibilidad de un acuerdo comercial. Desde entonces no se ha dado la primera ronda de estudio. Lo anterior indica que dadas la lentitud y la gran sensibilidad que despierta este acuerdo en la industria local, este TLC no estaría en vigor antes de 2017, si bien nos va.

Aprovechamiento bajo, preguntas sin respuesta
Una vez revisada la agenda comercial en curso, la gran pregunta que surge es: ¿estamos aprovechando los acuerdos comerciales vigentes con los 17 países?
Aun cuando nuestras exportaciones crecieron un 5,7 por ciento entre el 31 de diciembre de 2011 y el 31 de diciembre de 2012 — alcanzando un récord histórico de 60.600 millones de dólares — el DANE reporta que las exportaciones hacia algunos de los 17 socios comerciales con los que Colombia tiene TLC vigentes paradójicamente cayeron: Bolivia ( -11,4 por ciento), Uruguay ( -9,1 por ciento), Argentina ( -5,6 por ciento), Brasil ( -5,3 por ciento), Chile ( -0,7 por ciento), Suiza ( -24,4 por ciento) y Canadá (-24 por ciento). Tras siete meses de estar en  vigor el TLC con Estados Unidos, la exportaciones sencillamente no aumentaron (0,0 por ciento).
¿Cómo explicar este pobre desempeño exportador con países donde los TLC ya abrieron los mercados?
¿Será que el glamour de las fotos y los anuncios de las negociaciones, sus cierres y entradas en vigor, han impedido comprender que el juego en esta fase de nuestra internacionalización consiste en poner en marcha y aprovechar de veras los acuerdos vigentes?
¿Será necesario concebir un dispositivo más amplio y eficiente que el actual, un zar y una oficina dedicados exclusivamente a impulsar el aprovechamiento del TLC con Estados Unidos, como si fuera el único mercado abierto?
¿Estarán pasando factura la reducción de la demanda en las economías desarrolladas, el costo logístico, la carencia de infraestructura, la caída de los precios de los commodities y la revaluación, entre otros males conocidos?
¿Realmente se deben reformular la política industrial y la política agrícola del país?
El gobierno, el sector privado y la academia no han dado respuestas satisfactorias a estas inquietudes.
También preocupa que las exportaciones de Colombia hacia los países desarrollados con los cuales están vigentes tres TLC - EE.UU, Canadá y Suiza - no solo no crezcan, sino que estén cayendo. Ojalá sea este un fenómeno pasajero y no una tendencia de largo plazo.
Para concluir, resulta urgente entender que las instituciones, las políticas públicas y los esfuerzos empresariales y académicos deben asignar hoy la prioridad a aprovechar los acuerdos comerciales vigentes, en vez de seguir corriendo detrás del número de TLC y su cobertura.

Artículo escrito para Razón Pública: http://www.razonpublica.com

lunes, 28 de enero de 2013

Adiós a la otrora legitimidad del Programa de Transformación Productiva


Cuando se diseñó en el 2008 el Programa de Transformación Productiva ("PTP") en el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo se consensuó con los sectores productivos interesados en participar que el PTP no sería ni el diseño de una política industrial de sectores ganadores al estilo de los años 50 o 60, ni la selección arbitraria de sectores de acuerdo con intereses individuales.
Tampoco sería un programa para la entrega de subsidios a sectores participantes; ni serviría para restringir la competencia externa en los sectores seleccionados vía aranceles o impuestos.
Así, el sector privado aceptó trabajar en alianza público privada con esta "regla de oro": la competitividad no se buscaría artificialmente con: devaluación; aranceles proteccionistas; o subsidios.
Admitieron que las condiciones para competir en 2008 con relación a las que se tenían quince años atrás habían cambiado: el país se había encarecido, la moneda se había revaluado, y los colombianos ganaban más dinero, gracias a la mejora en seguridad y confianza país.
Iniciado el programa, su transformación productiva se impulsó trabajando en alianza público privada y enfocados en ejes transversales como la educación pertinente al sector productivo, las reglas de juego estables y adecuadas, la infraestructura productiva o la innovación.
Por eso cinco (5) años después, y luego de incorporar el PTP en el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 y de entregarle su administración a Bancóldex, pasos que se aplaudieron en su momento, el Gobierno Santos ahora presionado por la coyuntura económica y por intereses electorales, le arrebata los criterios de legitimidad al PTP.
El pasado 22 de enero, en un desafortunado discurso en la inauguración de la XXV Colombiatex de las Américas, el propio Presidente de la República sepultó de tajo los criterios de legitimidad que sostenían el PTP.  
Violó la "regla de oro" otorgando a un solo sector del PTP, el Sistema Moda, lo que los demás sectores participantes sabían que no se lograba con el programa: aranceles proteccionistas para restringir la competencia legal.
Le abrió un boquete tal que ahora el PTP se convierte en todo lo que en 2008 se dijo que no sería.
Un día después de la inauguración de Colombiatex, mediante el Decreto 074 de 2013, el Gobierno nacional estableció un arancel proteccionista para el sector confecciones y calzado.

No fue un arancel para atacar ventas a precios deslealmente bajos porque para eso se surte una investigación para aplicar  derechos antidumping (Decreto 2550 del 15 de julio de 2010). El arancel fue proteccionismo puro y clásico solo para un sector del PTP.

Ahora, los otros sectores del PTP, tanto manufactureros como agroindustriales, podrán ejercer en adelante su derecho a pedir aranceles proteccionistas o mejor aún nuevos subsidios.  

Para completar este triste final de la legitimidad del PTP se debe destacar que las medidas proteccionistas se anunciaron sin definición técnica o, peor, sin apego total a la verdad.

Estas son las dos perlas del discurso del Presidente en el XXV Colombiatex del pasado 22 de enero:

(a) Santos dijo frente al arancel específico para las confecciones y el calzado que: "Hemos tomado la decisión que sea 4 dólares por kilo".  Al día siguiente, el arancel subió por arte de magia un dólar más, se fijó en 5 dólares por kilo.
  
(b) Y cerró el Presidente diciendo que "esta medida la vamos a tomar por un periodo de 6 meses, mientras terminamos el estudio que estamos ya elaborando para tomar unas medidas antidumping más permanentes." Al día siguiente, la medida quedó vigente por un (1) año.

Para redondear este desfortunado episodio de nuestra transformación productiva se debe evidenciar que el Gobierno tampoco será tímido ni para pedirle al Banco de La República devaluación de la moneda para irrigar competitividad por diferencia en cambio; ni para usar el presupuesto nacional 2013 para paliar, vía jugosos subsidios, la crisis por la que atraviesa la agricultura colombiana.

En fila ya esperan los próximos subsidios los productores de café - ya han recibido en los últimos 29 meses de Gobierno casi 800 mil millones de pesos -, cacao, arroz, algodón, maíz y leche, para contar solo los que bien presionan.

Así, los subsidios empezarán a llegar a los sectores agro del PTP, primero al sector lácteo cuya protección arancelaria ya se edifica, y luego al sector cacao.  

Los gremios agrícolas e industriales del PTP, ya saben que no deben bajar la presión, ni las protestas, para asegurar y respaldar subsidios o la protección arancelaria del Gobierno Nacional, algo que siempre estuvo descartado de plano en todos los planes de negocio sectoriales.

Lo que era el PTP, ya no lo es. Adiós a sus criterios de legitimidad. Colombia revisita un modelo de proteccionismo y subsidio selectivo que ya sabemos no transformará como toca nuestro aparato productivo. ¿Y todos tan tranquilos?

lunes, 1 de octubre de 2012

6 consejos para venderle más agro a China

China no sólo es un dragón con hambre que debe alimentarse diariamente sino que otorga a su seguridad alimenticia rango de seguridad nacional. Por su tamaño poblacional y su emersión económica, es un mercado duradero y creciente cuya captura es sueño dorado de cualquier país agrícola exportador como Colombia.

Para salvaguardar su proveeduría alimenticia, mezcla una política agrícola doméstica de gran apoyo a productores con inteligentes estrategias de cooperación agrícola internacional. La China consolida su cooperación agrícola internacional con sus socios agrícolas actuales o potenciales, con o sin TLC.
China es práctica. Celebra o propone TLC a las naciones que manejan su política comercial montada en dichos acuerdos, caso de Chile, Perú, Costa Rica o ahora Colombia. Y celebra o propone Memorandos de Entendimiento (“MOU”) y otros protocolos a las naciones que prefieren otros esquemas para crecer su comercio, caso Brasil, Venezuela o México.  En uno y otro caso, lo que le interesa a China es crecer los flujos de comercio y así garantizar su proveeduría agrícola.   

En 2011, según cifras del BID, las exportaciones de América Latina y el Caribe a China fueron de USD$86.000 millones, de las cuales el 30%, es decir USD$26.000 millones fueron productos agrícolas.
De ese total de exportaciones agrícolas, y sin mediar TLC, Brasil le exportó a China productos agrícolas por valor de USD14.600 millones y Argentina cerca a USD$5.000 millones. Con TLC vigente, Chile le exportó cerca de USD$1.800 millones.

Según cifras oficiales, Colombia exportó bienes a China por US$1.989 millones en 2011, de los cuales 83.9% fueron minero-energéticos, 15.4% industriales y solo el CERO PUNTO SEIS por ciento (0.6%) provinieron del agro colombiano - productos agropecuarios (US$1.6 millones) y los agroindustriales (US$9.9 millones-.
Colombia, sin TLC, solo vendió en 2011 el pírrico monto de US$11.5 millones en productos agrícolas a China, de los cuales US$ café fueron US$2.1 millones. Lo más paradójico es que en el mismo año, China le vendió más productos agrícolas a Colombia, lo cual no era difícil.

Para crecer las exportaciones agrícolas a China, en la visita del Presidente Santos en mayo pasado a ese país se firmaron 3 instrumentos claves, aún sin ejecución conocida, para aumentar, entre otras, el intercambio agrícola: 1. El MOU para estudiar la factibilidad de un TLC; 2. El MOU sobre Cooperación Agrícola; y 3) el MOU de Cooperación sanitaria y fitosanitaria para alimentos y productos agrícolas.
Más allá del TLC, que pronostico ya es irreversible y cuya negociación será demorada y debatida por las altísimas y justificadas sensibilidades del sector industrial, propongo que, concomitante al mismo y mientras se ejecutan los MOU mencionados, el sector agrícola colombiano considere las siguientes iniciativas:

1.      Otorgar el reconocimiento inmediato del estatus de “economía de mercado” para la China contra el acceso real de ciertos productos agrícolas colombianos. Un buen paquete de Protocolos fitosanitarios para oferta agrícola (como carnes y despojos comestibles (res/pollo), bebidas (agua), flores frescas, vegetales, frutas y Hortalizas), con donación de maquinaria y equipo agrícola y entrenamiento técnico que acelere el acceso real, puede ser una buena moneda de cambio.

2.      Apertura de una agregaduría agrícola en la Embajada de Colombia en Beijing como la tiene Chile.

3.      Pedir oficialmente a China que instale en el país por lo menos 1 de los 8 centros de investigación y desarrollo en ciencia y tecnología agrícola que planea montar en América Latina.

4.      Diseñar y promover una estrategia exclusiva para atraer inversión china en el sector agroindustrial colombiano, aún inexistente, valiéndonos del APPRI ya en vigor desde julio pasado.  

5.      Apoyar oficialmente estas iniciativas chinas para América Latina en materia agrícola: (i) la creación del Foro de Ministros de Agricultura China-América Latina y el Caribe; (ii) el establecimiento entre China y la región de un mecanismo de reserva alimentaria de emergencia; (iii) la constitución del fondo especial de fomento a la cooperación agrícola entre China y la región.

6.      Establecer con China, bajo esquemas APP o Gobierno-Gobierno, parques agroindustriales para empresas chinas, con o sin régimen franco.

domingo, 30 de septiembre de 2012

El principio del “Todo Único” en la negociación de paz

El texto del “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera” suscrito entre los delegados del Gobierno Nacional y las FARC-EP el pasado 26 de agosto en Cuba, contiene el “propósito, la agenda y las reglas de juego de un proceso que debe ser serio, digno, realista y eficaz”, como lo exhortó el Presidente Santos en su alocución del  4 de septiembre pasado.

Dentro de las reglas de juego del Acuerdo hay 10 de ellas que se denominan “Reglas de Funcionamiento” que fueron insertadas al final del acuerdo general.
La última regla de procedimiento, la número 10, dice: “Las conversaciones se darán bajo el principio que nada está acordado hasta que todo esté acordado.”

Este principio es conocido en el mundo de las negociaciones como el principio del ‘todo único’ (o del “Single Undertaking”, por su traducción al inglés).
¿Qué efectos prácticos producirá este principio en las negociaciones con las FARC-EP que empiezan en pocos días?

1.      EN LA SUSTANCIA. El efecto práctico es que para las FARC y el Gobierno Nacional cada punto de la negociación será parte de un todo indivisible, y nada podrá acordarse por separado, parcialmente, de forma definitiva.  O se logra acuerdo en todos los temas de la agenda o estaremos ante una nueva negociación fallida. No habrá espacio para hacer acuerdos parciales definitivos sobre temas fáciles de acordar. Es una negociación del todo o nada.

Para ilustrar lo anterior, si en el curso del próximo año se llegan a acuerdos parciales realistas y eficaces solamente en las temáticas de la (i) “participación política” de las FARC-EP o en (ii) la solución al problema de las drogas ilícitas, pero las partes no ceden en la totalidad de los subtemas de la agenda de la (iii) “Política de desarrollo agrario integral”, todo lo que se haya acordado en los dos primeros puntos no se considerará acordado, y la negociación simplemente fracasa.  

2.      EN EL TIEMPO. El principio del “todo único” también será inflexible con los tiempos de la negociación de paz al obligar a que todos los temas objeto de la negociación deban concluirse al mismo tiempo, en una única fecha, la de la firma del Acuerdo de Paz.

Pactar este principio es conveniente cuando las partes manejan velocidades temporales similares. Pero es siempre muy desfavorable para aquella parte que tenga la aspiración de cerrar rápido la negociación. Al consumirse su escaso tiempo, la lleva a levantarse de la mesa por no haberse cerrado todos los temas objeto de negociación o la obliga a un mal cierre si quiere levantarse con algo firmado.

En la negociación de paz con las FARC-EP, el Presidente Santos ha hecho saber en sendas oportunidades que para el Gobierno Nacional hay mucho afán. Ha hablado de meses para acordarlo TODO. Y meses no duran ni siquiera las negociaciones de algo menos complejo: un TLC.

Santos ha dicho que este proceso: "Es diferente porque las conversaciones NO tendrán un tiempo ilimitado. Se medirán en meses, no en años. En todo caso, acordamos que la duración estará sujeta a que se revisen los avances cada cierto tiempo y, si no hay avances, sencillamente no seguimos. “ En la Asamblea de la ONU la semana pasada dijo: confío en poder entregar a esta Asamblea el próximo año un balance positivo de este esfuerzo que emprendemos, con todo entusiasmo, para lograr el fin de nuestro conflicto, que ya va a cumplir 50 años.”

Las FARC-EP, a su vez, saben que a medida que se agota el periodo presidencial de Santos se aumenta sustancialmente su poder de negociación. En los procesos fallidos de paz anteriores, las FARC-EP nunca se han parado de la mesa, y menos presionados por los tiempos de duración de un periodo presidencial. 

Que el Gobierno Nacional haya aceptado de buena fe la inclusión del principio del “todo único” como regla de procedimiento fue entregar un inconmensurable poder de negociación a las FARC-EP. Quedan éstas con un inmenso poder en el manejo de la sustancia y los tiempos. El Gobierno renunció a los avances parciales y reveló su debilidad en el manejo de los tiempos.
El principio del “todo único” aumenta así inmensamente las posibilidades de dos escenarios: (1) que no haya Acuerdo de Paz; o (2) que sea una rápida pero muy mala negociación para los colombianos de bien.

lunes, 24 de septiembre de 2012

How Colombia sees US and China Foreign Policy shifts

Thanks to the Inter-American Dialogue I recently exchanged in Washington some personal views on how China and the United States are currently engaging with Colombia. I would like to share some lines of one of the issues I discussed regarding the effect of foreign policy changes of the United States and China on the engagement with Colombia, among the many interesting topics that were addressed.

United States has made a strategic pivotal turn to the Asia Pacific realm, a region driving global politics and propelling the engine of the world economy, particularly led by key Asia Pacific countries such as China.  Such move puts Latin America in the shadow.
China is now running a political and economical multi-polarized engagement with the world, which includes Latin America as a region. Such shift puts Latin America in the spotlight.

In the decade ahead, it is not only the United States directing its focus to the Asia Pacific. Latin American countries, with or without a coast in the Pacific Rim – like the BRICS-inspired Mercosur members-, are doing the same; and in that focus China is for natural reasons a priority.
Now, the question is whether Latin America will or will not engage the Asia Pacific region in tandem with the United States.

Many facts are leading to believe it seems the United States and Latin America will consolidate such policy shift towards the Asia Pacific in a separate manner, consolidating the growing perception that the United States is phasing out and shadowing its integration with Latin America.
The situation is simple to understand. ALBA countries are predominantly engaging with the Asia Pacific in an individual fashion. Why? Because there is simply no ideological space for the United States in their foreign policy initiatives and less in working together a strategy to deal with China.

Non-ALBA countries or U.S. likeminded countries from Latin America that will comfortably work together with the United States in the Asia Pacific drive have also engaged with Asia Pacific countries, including China, in an individual fashion. Mexico is probably the exception when one argues that it is working together with the United States to join the Transpacific Partnership Agreement (TPP), but still is dealing with China in an autonomous approach with respect to Canada and the United States.
Colombia, an old time ally of the United States, has two strong reasons to believe that the United States is not involving Pacific Rim Latin American countries into its Asia Pacific policy drive.

One reason is APEC. After many years of formal petitions of entry support, it is a fact that the United States is not willing to internally champion the opening of APEC new membership discussions to rapidly bring Colombia into the regional club, a reiterated request that has officially been presented to the United States since 1995.
The gathering of the United States with APEC leaders in Vladivostok, Russia on 8-9 September 2012 ratified Colombia´s perception that the United States prefers APEC´s consolidation of current membership to integrate and grow, rather than bringing new partners like Colombia to expand APEC´s integration and further prosper.  

APEC formal membership has been a Colombian national goal since 1995 and the United States has been notified of that many times. China has recently acknowledged and supported the Colombian request and will probably openly favor it when the People’s Republic of China will host APEC in 2014.
In contrast, Colombia´s goal to seek membership in the Organization for Economic Cooperation and Development (OECD), a new and very important effort initiated in the Santos Government, has been openly supported by Obama, who has stated that  when Colombia is ready to seek membership to OECD the United States will strongly support Colombia's candidacy for the OECD”. Moreover, Obama recently said in his visit to Colombia early this year that the United States “will actively encourage other members of the OECD to join us in supporting Colombia's membership, which would be another symbol of Colombia's transformation”.

Why doesn´t the United States voice and support Colombia the same way for APEC membership and TPP negotiations as it is doing it with OECD membership? Is it because United States´ Latin American partners are in the shadow in the policy shift towards Asia Pacific? Most probably yes.
Obama’s administration envisioned pathway towards achieving a Free Trade Area of the Asia-Pacific (FTAAP) as a major instrument to further a regional economic integration agenda that would include both sides of the Pacific Rim will not be a profound reality if the United States doesn´t early and actively involve other Latin American Pacific Rim countries like Colombia to the APEC and TPP processes.

The United States is not willing to bring Colombia now into the Transpacific Partnership (TPP) ongoing negotiations to achieve a broader based Asia-Pacific regional trade agreement, in a moment when the NAFTA-type US-Colombia Free Trade Agreement is already in force since May 2012.
The United States strongest argument seems to be that Colombia is not yet an APEC member, a non written tacit requirement that has gained consensus to join the TPP process.

Hence, it is argued by the United States that it is then very difficult to support bringing Colombia to the negotiating table in the TPP process since Colombia is a non-APEC economy. But such tacit requirement was not there before 2008 when the original signatory TPP members did not include the United States, plus APEC economies have declared this month that they have taken note that there are various regional undertakings that could be developed and built upon as a way towards an eventual FTAAP.    
Within the 11 countries that will be currently involved during 2012 in the TPP talks, Chile and Peru are making part of such negotiation together with the NAFTA countries: United States, Canada and Mexico. Chile, a founding signatory member of P4, the original grouping behind the TPP talks, invited Peru and Colombia to join P4 in 2007. Unfortunately, Colombia missed that strategic decision to move forward.

In other words, it was not the United States who brought Chile and Peru into the TPP Process. And not until this year, the United States accepted to support Canada and Mexico to formally join the talks, something that will formally begin in October. In conclusion, the United States push to bring Latin American Pacific Rim countries into the TPP process has been narrowly reduced to its NAFTA partners. Latin America is in the shadow when the United States makes a pivotal move into the Asia Pacific.
In the meantime, China, which is an APEC member and has Latin America in its foreign policy spotlight, is not only reluctant to join the TPP negotiation process as it sees it as a rules-based contention strategy directed to its jurisdiction and orchestrated by the United States, but also it is preferring to engage with Latin America in a bilateral and regional approach in which it may build more influence in a faster way.

Even in the middle of the ideological divides of many Latin American countries, China´s integration to the region is perceived by all Latin American countries as harmonic, pragmatic, peaceful and respectful of local values and ideological thinking. There is no one Latin American country voicing concern on China´s integration with the region since its integration is not openly value-driven.
It can be stated that China is seen in Latin America as a very important trading partner for all Latin American economies, and an investment, cooperation and financial partner for a growing majority.

China can talk free trade to its current and future free traders like Chile, Peru, Costa Rica or Colombia, and can talk oppositely different to ALBA countries that will not dare to talk about free trade.
This pragmatic approach gives China a position of strength in the scope and velocity of how it is rapidly engaging with Latin America vis-à-vis the United States.

In the meantime, China and Colombia are just starting to explore new ways of deepening economic cooperation, promote growth of trade and two-way investment under its Bilateral Investment Treaty in force since July 2012.
China is today Colombia´s second trading partner. China and Colombia are willing to expand cooperation in the fields of infrastructure, energy, mining, water conservation, telecommunications and agriculture. China is not pressing on good governance and democracy or human rights, topics of the United States agenda with Colombia.    

China is moving fast in strengthening contacts and enhancing mutual trust in the Colombian political area so as to secure long-term friendship. China is tapping into the potential of mutually beneficial cooperation and inviting Colombia to enter into a Free Trade Agreement to jointly achieve common development in the economic area. China´s financial institutions are ready to provide financial services for bilateral trade, economic and technological cooperation.  
So if the United States does not correct the way it is engaging countries like Colombia into its new Asia Pacific foreign policy priority, China will probably be the star that will consolidate an FTA with Colombia, will champion Colombia´s entry into APEC and will consolidate its engagement with the region via the Pacific Alliance, Mercosur and other groupings, as a way to take advantage of the shortsightedness of the United States with Latin America in its policy shift towards the Asia Pacific.